El bitcóin, la moneda virtual cuyo valor se catapultó durante 2016, hasta colocarse recientemente por encima del precio del oro, está provocando estragos: tras solo ocho años, esta criptodivisa tiene el potencial de acabar con el sistema bancario mundial tal y como lo conocemos. Algunos consideran que esto equivale a una más de las revoluciones que la economía global ha experimentado históricamente. Otros, como Claudio Flores, investigador del Laboratorio Europeo de Biología Molecular y cofundador del laboratorio de biomimética Kybernesia (Hamburgo, Alemania), optan por salirse del marco y preguntarse ¿qué tiene que decir la naturaleza al respecto?
Según el experto en biomimética, la ciencia que traduce soluciones espontáneas de la naturaleza en nuevas tecnologías innovadoras, la criptodivisa bitcóin y la tecnología que tiene detrás —la cadena de bloques o ‘blockchain’— se rigen por los mismos principios que los sistemas biológicos: el comportamiento emergente y la autoorganización, así como la adaptación y la evolución. Pero las similitudes no terminan ahí.
“Hace una década, investigadores habían encontrado un 12 % de similitud entre la biología y la tecnología en cuanto a las formas en que resuelven problemas”, explica Flores a la cadena rusa RT, citando los resultados de un estudio basado en avances rusos en el ámbito de resolución de problemas. Pero hoy en día, el investigador hace hincapié en lo que está más allá de los números.
“Se ha encontrado que la tecnología resuelve problemas, en gran medida, mediante la manipulación del uso de la energía, mientras que la biología utiliza para esto información y estructura, dos factores mayoritariamente ignorados por la tecnología”, según el especialista. Es aquí donde entran en escena las nuevas tecnologías: mediante ‘blockchain’, los mecanismos detrás del bitcóin y otras criptomonedas se aproximan a mecanismos biológicos como el ADN, que resguardan información de forma ordenada y estructurada.
De esta forma, las criptodivisas y otros sistemas hechos por el hombre imitan cada vez más a las redes moleculares que llevan a cabo funciones vitales esenciales en varios organismos pero, en comparación con estos sistemas ‘recién nacidos’, los sistemas financieros tradicionales parecen no contar con una buena salud. Al respecto, investigadores de ETH Zúrich (Suiza) han identificado una especie de ‘super entidad’: un pequeño número de poderosas instituciones financieras que parecen haberse infiltrado al sistema monetario global como un retrovirus secuestrando una célula o como un intruso en un hormiguero, con el fin de controlar el flujo de bienes dentro de la comunidad.
“Ciertas mariposas se infiltran en las colonias de hormigas con un truco acústico. Al imitar los sonidos de la reina de las hormigas, el intruso alado logra penetrar hasta el corazón del hormiguero. La mariposa parásita, pretendiendo ser la reina de la colonia, procede entonces a consumir los recursos que fueron incansablemente acumulados por las hormigas engañadas”, explica Claudio Flores. “Se parece mucho a la ominosa ‘súper entidad’, ¿no? En ningún momento los miembros de la colonia llegan a la conclusión de que están sirviendo a un impostor no nativo de su jerarquía natural”, señaló el científico.