Sonda Voyager detecta anomalías fuera del Sistema Solar

Las observaciones realizadas por las sondas Voyager 1 y 2 de la NASA registraron varios fenómenos extraños vinculados a la heliosfera, una burbuja magnética dentro de la que el viento solar circula a velocidades supersónicas, según declaró el director de ese proyecto, Edward Stone, a la agencia ‘TASS’ este 4 de noviembre.

Este especialista detalló que esas aeronaves lanzadas en 1977 trascendieron la heliopausa —el límite de la heliosfera— en 2012 y 2018 y registraron condiciones diferentes, ya que Voyager 2 voló por esa capa externa veces más rápido que Voyager 1 y detectó una estructura distinta que la primera sonda. “Suponemos que ese límite no es fijo, sino que se mueve hacia adelante y hacia atrás junto con el ciclo de actividad solar” e indicaría que “el Sistema Solar ‘respira'”, algo que “complicó dramáticamente la imagen”, analizó Stone, para quien la diferencia se podría explicar en parte por el hecho de que ambas sondas atravesaron la heliopausa en varias regiones de la heliosfera.

Stamatios Krimigis, colega de Edward Stone, estimó “muy extraño” que en ambas ocasiones la heliopausa estaba a distancia similares del Sol —unos 18.000 millones de kilómetros—, ya que “una sonda la cruzó durante la actividad solar máxima y la segunda durante la mínima”. La NASA descubrió que el campo magnético del espacio interestelar es mucho más estable de lo que se suponía porque las sondas no detectaron cambios en su dirección, aunque Voyager 2 reveló que la radiación del espacio abierto es tres o cuatro veces más intensa que en la heliosfera y los vuelos interestelares requerirían medios de protección más eficaces.